Deseos Sucios

Deseos Sucios

Pensé que después de casarnos, Alice y yo tendríamos sexo todo el tiempo. Pero la realidad fue mucho más triste: ella nunca tenía el ánimo, tiempo o energía para el sexo. Cuando su madre, la señora Moore, se mudó a nuestra casa, estaba seguro de que incluso el sexo, que ya era raro, sería imposible. Pero entre la señora Moore y yo había un vínculo extraño pero fuerte. Un vínculo que cualquier hombre llamaría prohibido y perverso.